Convocatorias en suspenso – Razones de la sinrazón (III)

Volviendo a la famosa sentencia, señalábamos el martes que la argumentación de la Comisión/EPSO fue bastante deficiente. Dejando aparte algún error evidente como limitar los datos a la propia Comisión ignorando el resto de instituciones contratantes, lo cierto es que la defensa del régimen lingüístico actual era bastante difícil.

La dificultad principal no residía en justificar la discriminación de unos idiomas respecto a otros, sino la elección de esos idiomas privilegiados. A demás la defensa no podía ser de cada idioma por separado, sino de la elección, es decir, de los tres idiomas (inglés, francés y alemán) como conjunto.

Es decir, bastaba que la elección de uno de los tres idiomas no fuese justificada para que la demanda prosperase.

Y ese eslabón más débil era evidentemente el alemán.

Lo que las cifras aportadas por la Comisión muestran es una preponderancia enorme del inglés, frente a una posición del francés y del alemán muy similar al de otras lenguas oficiales europeas. Lo cierto es que la Comisión, obligada a defender al eslabón más débil (el alemán), oculta cifras que podrían fácilmente justificar la elección del francés pero que ridiculizarían aún más la posición del alemán.

Un ejemplo es la ocultación de cifras respecto al uso de idiomas en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, donde el francés ocupa una posición preponderante, muy superior incluso que al inglés, pero  donde el uso del alemán es muy minoritario.

Otro dato ocultado de forma evidente por la Comisión es el conocimiento de idiomas por parte de los funcionarios europeos. La Comisión presenta exclusivamente las cifras referentes al primer y segundo idioma de los funcionarios, cuando es de sobras conocido que una gran parte de los mismos habla más de dos idiomas. Seguramente esas cifras podrían dejar en buen lugar al francés, pero es dudoso que el alemán consiguiese destacarse de idiomas como el español, el italiano o incluso el neerlandés.

Lo cierto es que a pesar de que la Comisión deja un tanto “abandonada” a la lengua francesa, esta viene rescatada por el propio Tribunal quien con una cierta francofilia señala que:

En todo caso, aun suponiendo que los porcentajes indicados para el inglés y, en menor medida, para el francés pudieran justificar un requisito con arreglo al cual los candidatos a un puesto en la Comisión deben tener un conocimiento satisfactorio de al menos una de estas dos lenguas, los datos que arroja este cuadro no pueden justificar la inclusión, entre las lenguas cuyo conocimiento se exige, del alemán, a saber, una lengua que es la lengua principal de alrededor de la décima parte de los funcionarios y que sólo un 5,5 % de los funcionarios de la Comisión declara como segunda lengua. Por otro lado, si se incluye el alemán, la inclusión del italiano, del español o incluso del neerlandés parece razonable, ya que los porcentajes indicados para cada una de estas tres lenguas no están muy alejados de los indicados para el alemán.

Es decir, aunque el fondo de la sentencia se refiere al inglés, francés y alemán como conjunto, lo cierto es que el razonamiento del Tribunal sentencia al alemán mientras que deja la puerta abierta a que los otros dos idiomas se mantengan como lenguas vehiculares durante la oposición.

De acuerdo al texto de la sentencia, las posibilidades que le restan a EPSO respecto a la elección del segundo idioma son aparentemente cuatro.

¿Cuál consideráis más apropiada?

(Continuará)

4 comentarios sobre “Convocatorias en suspenso – Razones de la sinrazón (III)

  1. Pues yo me decanto que Merkel es mucha Merkel y no va a permitir que una sentencia pueda abrir la puerta a que los idiomas de trabajo en las instituciones europeas excluyan al alemán. Así pues, a priori (y creo que es una opción que falta en la encuesta) podría pensarse que todo va a seguir igual, con 3 lenguas, porque añadir más puede resultar muy poco operativo.

    Dicho esto, también es probable, que vayamos hacia las 24 lenguas como oficiales para hacer las pruebas, porque ¿qué impediría a un Polaco (40.000.000 habitantes) reclamar mañana su idioma si hoy lo ampliamos a Italiano, Español, y lo más sorprendente para mí, Neerlandés? ¿Y a un Rumano, Griego, Checo, Portugués o Sueco? (por poner sólo aquellos países que están al menos en el entorno de 10.000.000 hab.) Acabaríamos en una situación similar.

    En resumen lo más probable es que las pruebas acabarán haciéndose en todos los idiomas, y por ende se eliminará lo de tener al menos 2 idiomas, porque todos jugarían con la picaresca de elegir el Assessment Center en su lengua materna. PEEEEEEEEROOOOOOOO (y es que siempre tiene que haber un pero) una vez en la lista, y en las entrevistas personales que hagan, quien no acredite que se sabe manejar en Inglés o en Francés y Alemán (en menor medida) tendrá realmente muy pocas opciones, por no decir que ninguna, de encontrar un trabajo finalmente.

    Esta es mi opinión.

  2. Yo lo tengo claro. Todo lo que va hacia fuera y la práctica totalidad de las reuniones internas en gran parte de la Comisión son en inglés. El francés se mantiene en algunos reductos (tipo el TJUE) y como idioma social. Además la gente de los países del Este no habla francés (los de los estados miembros más occidentales, todos hablaban francés). También el francés lo mantienen como único working language algunos funcionarios que llevan allí 30 años y no se han preocupado por estudiar inglés. Y no quiero que esto suene mal ni quiero ofender a nadie pero tiene que ser angustioso no hablar inglés en la Comisión…Desde mi punto de vista, mantener el francés es dar ventaja a nacionales ya excesivamente representados en la Comisión y quizás, mantener la tradición, pero de operativo no tiene nada. Y permitir que haya funcionarios sin inglés yo no creo que tenga razón de ser.

    Del alemán ya ni hablo…

    1. Totalmente de acuerdo contigo Julia!!! Lo realmente operativo es elegir una sola lengua de comunicación, y aunque me encantaría que fuese el español, entiendo que debe ser el inglés.

      Qué retraso que en un departamento transversal, como el servicio de auditoría interna, por ejemplo, no pueda auditar a un departamento porque en éste se expresan en una lengua que no hablan…

Responder a Isabel Mendoza Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *