Tras el “repaso histórico” de las semana pasada, toca hablar del futuro y de previsiones sobre la oposición de este año. Al hablar de previsiones es importante señalar que se trata de nuestra mera opinión y que, por lo tanto, está abierta a discusión.
Vamos con la previsión principal (ya señalada la semana pasada), que es la presencia del español entre los cinco idiomas seleccionables como segundo idioma, junto a inglés, francés, alemán e italiano.
En realidad no se trata de una previsión demasiado arriesgada ya que los cinco idiomas mencionados son los cinco más conocidos por los ciudadanos europeos con una diferencia importante respecto a los siguientes idiomas “aspirantes”, que serían polaco, rumano y neerlandés.
Es verdad que los datos disponibles (nos hemos basado en un Eurobarómetro de 2012, que es el estudio más completo que conocemos sobre idiomas en la UE) hacen referencia al conocimiento de los ciudadanos europeos y no al de los opositores, que será el utilizado finalmente por EPSO. No obstante, las diferencias son tan grandes que es difícil que el grupo concreto de los opositores sea tan diferente respecto al global de la ciudadanía hasta el punto de permitir el adelantamiento de alguno de los idiomas aspirantes.
Además, los países del sur de Europa suelen aportar un porcentaje de opositores superior al que le correspondería por su población, por lo que los dos idiomas “privilegiados” que cuentan con un menor conocimiento general (italiano y español), es más probable que se vean reforzados y no mermados por esta matización.
Lo cierto es que los idiomas “aspirantes” también gozan probablemente de un conocimiento superior entre los europositores que entre los ciudadanos en general, especialmente en el caso del neerlandés, ya que la presencia de la mayoría de instituciones europeas en Bélgica hace que muchos nacionales belgas estén interesados en trabajar en ellas y que muchos opositores trabajando en asuntos relacionados con la Unión Europea residan ya en ese país y hayan podido aprender el idioma.
De cualquier forma, el sistema de selección parece estar diseñado para evitar que surjan “sorpresas”.
Es curioso que en la primera fase de inscripción (al menos tal como aparece en la información disponible) EPSO no obligue a los opositores a escoger una primera y segunda lengua, tal como hace siempre en sus formularios de inscripción, sino a señalar “al menos dos lenguas oficiales de la UE que conozcan satisfactoriamente y en las que puedan trabajar”.
Es decir, tanto la primera como la segunda lengua puntuarán de la misma a la hora de determinar los cinco idiomas seleccionables como segunda lengua. Con ello se consigue que los países con un mayor peso demográfico impongan su lengua, evitando que otros idiomas con un menor conocimiento como primera lengua (especialmente el neerlandés) puedan “dar la sorpresa”.
Por otro lado, es verdad que todo opositor tiene que señalar “al menos dos lenguas oficiales” pero nada impide que señale alguna más.
En este caso, la medida evita la sorpresa por parte de otros idiomas demográficamente importantes, particularmente polaco. El polaco es el sexto idioma más hablado en la Unión Europea, pero principalmente por los nacionales de Polonia o sus descendientes. Tan solo un 1% de los europeos conocen el polaco como lengua extranjera, mientras que el español (con un número similar de hablantes como lengua materna) es sin embargo conocido por un 7% de los europeos, en muchos casos como segunda o tercera lengua.
Por si esto no fuera suficiente, EPSO establece una “cláusula de salvaguarda” a utilizar en caso de que haya alguna sorpresa, de forma que, independientemente de la selección llevada a cabo por parte de los opositores, solo las cinco lenguas “que más coincidan con las necesidades de las instituciones serán las que se utilicen en la segunda parte de la oposición”.
Ya sabemos, de acuerdo a los datos que la propia Comisión presentó en su defensa en el caso tratado hace dos años que los idiomas más utilizados en las instituciones son inglés, francés, alemán, italiano y español, aunque en alguna estadística se “colaba” el neerlandés. Eliminado este por el efecto demográfico que hemos señalado anteriormente, es difícil que ningún otro idioma pueda justificar su presencia por “las necesidades de las instituciones”.
En definitiva, EPSO ha creado un sistema terriblemente enrevesado para evitar escribir en su convocatoria que los cinco idiomas “privilegiados” son inglés, francés, alemán y español… pero sin dejar opciones a cualquier otra combinación de idiomas.
¿Pero por qué no lo escribe en la convocatoria y deja de marear a los opositores?
estoy de acuerdo con el administrador, es una cortina para hacer ver lo democraticos que son siempre y cuando la decision la tomen algunos, no se si os suena esto..
Por otro lado me sorprende el concepto de cuotas de trabajadores en las instituciones europeas de acuerdo al peso de las poblaciones nacionales, lo que supone que cada individuo no compite por una de las plazas ofertadas sino por una de las plazas correspondientes al peso de su poblacion nacional. por favor corrigemene si no lo he entendido bien.
otro aspecto que me causa interrogantes es el comentario sobre la poblacion belga interesada por estar las instituciones en su pais, si aplicaramos la regla de cuota segun el peso de la poblacion nacional deberian ser pocos..
teneis alguna estadistica del % de trabajadores de las instituciones por nacionalidad?
Por otro lado y como curiosidad os puedo comentar que me puese en contacto con EPSO para que me explicaran en detalle las medidas que tienen para evitar discrimaciones, y para mi sorpresa me dicen que un cierto grado de sesgo es inevitable y no pueden hacer nada..esto tambien indica algo sobre mi primer punto y al final las decisiones tomadas dependen de ciertos criterios ocultos…
en fin es el mundo que nos toca vivir
Hola Fer,
No existen cuotas nacionales aplicables a los opositores. El análisis que llevábamos a cabo en el artículo se basaba meramente en el hecho de que una gran parte de los hispanohablantes europeos son españoles, o una gran parte de los italohablantes son italianos. En ese sentido, países con una gran población tendrán previsiblemente un mayor número de opositores y, por lo tanto, el idioma hablado en esos países estará posiblemente entre los más conocidos.
Pues qué queréis que os diga, para los que llevamos ya un tiempo detrás de esto de las Oposiciones Europeas, yo lo veo una mala noticia. El hecho de saber BIEN inglés y que ello fuese un elemento diferencial que actuase de filtro para la gente que se presentase me parecía una ventaja competitiva que al menos reducía la población de Españoles que se presentasen a las pruebas.
Con este cambio muy probablemente aumenten los opositores y por ende la competición, con lo que no creo que ganemos gran cosa. ¿Acaso será una ventaja el hecho de poder realizar parte del proceso en Castellano? ¿Una ventaja contra otros Europeos con Inglés como lenguaje nativo? Realmente lo dudo…
Otro tema es que, a nivel personal, considero de un cerrilismo atávico que todavía estemos con estas discusiones sobre la discriminación por idiomas. Señores, que el idioma de trabajo es en su gran mayoría el Inglés, dejemos de coger las cosas con papel de fumar y seamos prácticos. Los que venimos de la empresa privada de verdad que vemos este teatrillo como algo lamentable…
Hola Juan Carlos.
Como siempre sucede en una oposición, cualquier medida que beneficia a unos, perjudica a otros (y viceversa) por lo que puede ser tanto una buena como una mala noticia (lo que está claro es que es una noticia y que es necesario hablar de ella).
En cuanto a la discusión sobre los idiomas de trabajo, es sin duda una cuestión compleja en la que la Unión Europea ha preferido el cambio lento y silencioso de la costumbre (que ha llevado a la preeminencia del inglés) frente al cambio más tajante de la modificación legislativa. Se trata en general de una posición más cómoda que, sin embargo, puede generar problemas importantes cuando se intenta justificar, como en el caso de las oposiciones, la prevalencia de unos idiomas sobre otros.