Hablar de las oposiciones europeas y de la dificultad de sus pruebas de una manera genérica es un error bastante común que puede llevar a confusiones. En algunas oposiciones los test de razonamiento suponen una barrera casi infranqueable la gran mayoría de opositores, en otros casos es la existencia de un Talent Screener muy exigente lo que genera una mayor criba, otras veces son las pruebas del Assessment Centre las que aparecen como mayor obstáculo para alcanzar el aprobado.
Decimos esto a raíz de la comunicación de los resultados finales de la oposición EPSO/AD/305/15 para juristas lingüistas de lengua española.
De los más de seiscientos inscritos solo trece han conseguido superarla, un número incluso inferior al número de aprobados previsto en la convocatoria. Todos ellos han tenido que pasar varias fases y llevar a cabo distintas pruebas para acceder a la lista final de aprobados, pero al parecer no todas ellas han tenido la misma dificultad.
A continuación podemos ver cada una de las fases y el porcentaje de aprobados / no aprobados en cada una de ellas. Hay que tener en cuenta, que ya en revisión inicial de requisitos casi una quinta parte de los inscritos resultó descartada:
Como hemos comenzado diciendo, cada oposición es distinta y en este caso no cabe duda de que las pruebas más duras de todo el proceso han sido las dos traducciones a las que se tuvieron que enfrentar los candidatos que habían superado un Talent Screener mucho más “benévolo” que en otras ocasiones.
Menos del 5% de los opositores lograron superar esa prueba, lo que hizo que el número de invitados al Assessment Centre fuera inferior a los aprobados previstos… lo cual, unido a la indudable calidad de los opositores que lograron superar una prueba tan dura como la anterior, ha hecho que tan solo uno de ellos no haya logrado superar un Assessment Centre que a priori también podía parecer muy exigente, ya que no solo evaluaba las competencias generales sino también las específicas.
Enhorabuena a todos los aprobados y ánimo a los que no consiguieron superar alguna de sus fases. Para estos últimos queda al menos el consuelo de saber que ya en octubre se abrirá una nueva oposición para juristas lingüistas de lengua española (aunque en ese caso el tipo de pruebas y su dificultad también podrían variar respecto a la oposición hoy comentada).
La dificultad de los textos no fue extrema, pero los criterios de corrección fueron demasiado estrictos, denigrantes en algunos casos para determinados profesionales que hablan y escriben perfectamente los idiomas exigidos.
Me ha sorprendido un poco, pero he visto que la gente que estaba en la lista de reserva de jurista-lingüista francés, el 90% viven en Luxemburgo o han tenido una experiencia previa en el Tribunal.
No sé si tendrá algo que ver. En todo caso, mayor transparencia en cuanto a los criterios específicos de corrección sería deseable.