La semana pasada ya vimos que el sistema de selección de idiomas que parece plantear EPSO para las próximas oposiciones generalistas de administradores AD5 resulta poco defendible a la luz de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. No obstante, para que sea defendido necesita ser atacado previamente… o, lo que es lo mismo, recurrido en sede judicial.
La nueva pregunta es: ¿es previsible que haya alguien que lo haga?
En otras ocasiones ya hemos señalado como esta batalla por el régimen lingüístico no ha surgido de un sentimiento de discriminación dentro de los opositores sino que ha sido utilizada por ciertos países (España o Italia) para defender la presencia o uso de sus idiomas nacionales dentro de las instituciones de la Unión Europea.
Estos países han conseguido ya su objetivo de ampliar a cinco el número de idiomas elegibles como segunda lengua por lo que lo previsible (quizás lo pactado) es que abandonen su “carácter beligerante” y no recurran un sistema que les deja en bandeja la presencia dentro del grupo de lenguas privilegiadas.
Es decir, EPSO contentaría finalmente a los dos países que durante los últimos años han recurrido sistemáticamente la mayoría de sus convocatorias de oposición.
¿Ha acabado por lo tanto EPSO con el riesgo de que la convocatoria sea recurrida?
Evidentemente no.
Cualquier país que se sienta perjudicado por el resultado de la selección de idiomas llevada a cabo por EPSO, o incluso por el propio sistema de selección, podrían interponer un recurso, para lo cual (como hemos señalado en los últimos artículos) dispondrían de múltiples argumentos a su favor asentados en la copiosa jurisprudencia que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha ido elaborando a lo largo de la prolongada disputa de Italia y España contra EPSO.
Además, el trato de favor que al parecer esta beligerante posición les ha reportado podría convertirse en un aliciente para que países que hasta ahora no habían mostrado ningún interés en el régimen lingüístico de las oposiciones se animasen a atacar del mismo modo las convocatorias de EPSO.
Es decir, la duda no es si habrá países que se opongan a la convocatoria… la duda es que país será el primero en oponerse.
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