La semana pasada anunciamos la terminación de la oposición EPSO/CAST/S/5/2013  para investigadores y esta misma semana publicamos los resultados oficiales dados a conocer por EPSO.

Se trataban de números absolutos de aprobados que, presentados sin explicación, ofrecían en realidad pocas pistas tanto de lo que había sido la oposición como de las posibilidades reales que los aprobados tienen de superar el último escalón y acceder a un puesto de trabajo dentro de la Unión Europea que es, al margen de la satisfacción personal que puede proporcionar un aprobado, el objetivo final de todo aquel que participa en una oposición.

Por ello en esta nueva entrada pretendemos presentar un análisis más profundo de dichos datos intentando ofrecer una visión más aproximada y objetiva de lo que realmente significa un aprobado en esta oposición en particular y en general en la mayoría de oposiciones para agentes contractuales.

Pero vayamos primero con la noticia buena.

Aprobar es, evidentemente, una buena noticia y más de tres mil opositores la recibieron la semana pasada. De hecho, tal como podemos ver en la gráfica siguiente, más del 80% de los candidatos que habían sido seleccionados para llevar a cabo el test de competencia lograron superarlo.

Si ampliamos la perspectiva y ponemos estos resultados en relación con la primera fase de la oposición (es decir, la selección basada en el curriculum), vemos que en la mayoría de los ámbitos el porcentaje de eliminados respecto al total de candidatos inscritos es inferior al 10% estando, en algunos casos, por debajo del 5%:

Vamos ahora con la noticia mala.

Ya hemos señalado que, aparte de una cierta satisfacción personal, de poco sirve un aprobado si después este no se concreta en un puesto de trabajo concreto. Como hemos visto, el porcentaje de aprobados en el test de competencia ha sido bastante alto, lo cual lleva a que la competencia (al menos numérica) a la hora de alcanzar ese puesto de trabajo sea mucho mayor.

Si se cumplen las (bastante optimistas) expectativas de contratación durante los próximos años anunciadas por EPSO, tendríamos como resultado que menos de una quinta parte de los aprobados será finalmente contratado. El porcentaje específico en cada uno de los ámbitos sería el siguiente:

Ampliando nuevamente la perspectiva y juntando todos los datos analizados hasta ahora obtendríamos un dibujo más realista de toda la oposición:

En definitiva, independientemente del número de aprobados, las plazas reales a cubrir son invariables; lo que es variable es la forma de seleccionar a aquellos que finalmente acceden a esas plazas.

Es una misma oposición CAST como la analizada podemos ver como en algunos ámbitos se llega a eliminar al 70% de los candidatos en una primera selección basada en el curriculum mientras que en otro tan solo sirve para descartar al 17% ¿no debería haber un criterio más objetivo basado en el número de plazas finales previstas, tal como sucede en otro tipo de oposiciones?

Todavía más relevante es esa pequeña proporción anaranjada que encontramos en el esquema. Ese pequeño porcentaje, inferior al 10% en casi todos los ámbitos, representa a los candidatos que no han superado el test de competencia o, lo que es lo mismo, los únicos opositores que han sido eliminados en base a una prueba y un resultado objetivo.

Al margen de la calidad y adecuación de los test (esa es una cuestión a discutir otro día), no deja de sorprendernos que el único examen que se celebra durante la oposición (donde además se concentra el mayor gasto logístico tanto para EPSO como para los opositores) sirva tan solo para descartar un porcentaje mínimo de candidatos.

Y este es, finalmente, el punto que nos sirve de enlace para comentar la reciente convocatoria de manifestaciones de interés para personal contractual generalista COM/1-3/2013/GFII… pero eso será ya otro día.